martes, 19 de marzo de 2013

Errores al definir

Es curioso cómo se repiten con frecuencia los mismos errores, entre los que buscan definir su musculatura. En este artículo, revisaremos algunos de ellos, para que podáis evitarlos.
Comer sólo una o dos veces al día es un error tan frecuente como grave, porque al hacerlo estamos indicando al cuerpo que el alimento escasea, por lo que guardará toda la grasa que pueda y quemará músculo. No es una broma.
Debemos hacer justo lo contrario, comer muchas veces al día, en pequeñas cantidades y con mucha frecuencia,  porque así enviamos al organismo el mensaje contrario: hay abundancia y no hay necesidad de reservar nada. Además, cada vez que comemos, hay un gasto, se consumen calorías, así que si el mismo volumen de comida se reparte en varias veces, el gasto energético será mayor. Por último, el comer con frecuencia activa el metabolismo y hace que éste gaste más calorías a lo largo del día.
También es un error reducir la ingestión calórica drásticamente. Debemos recortar calorías de nuestra dieta de modo lento y gradual, nunca de golpe, porque esa reducción brusca desencadena igualmente el mecanismo de preservación que hemos visto antes.
Por tanto, reducción sí, pero lenta y gradual y sin llegar a límites excesivamente bajos.
Otro error muy común es llevar una dieta a casi cero carbohidratos. Es cierto que el tipo de dieta en el que se limitan producen buenos resultados y aceleran la eliminación de grasa. Pero, si esa reducción de carbohidratos es excesiva y se lleva al límite, los efectos serán más negativos que positivos. Cuando la ausencia de hidratos en la dieta es total, se corre un gran riesgo de que el cuerpo recurra al tejido muscular para producir energía, con la consiguiente destrucción muscular. La solución es reducir los hidratos de carbono, por supuesto, pero nunca hasta niveles de casi cero. La cantidad dependerá de cada físico y nivel de actividad.
Si hacemos dieta para definir, lo lógico es que la dieta esté libre de grasa por completo. Gran error de nuevo, ya que hay grasas que además de ser absolutamente esenciales para el organismo, tienen la particularidad de acelerar el proceso de combustión de grasas corporales y refuerzan las hormonas anabólicas.
Puede que a estas alturas ya hayáis oído hablar de los ácidos grasos omega 3, un tipo de grasa vital para el buen funcionamiento del organismo y que cumple numerosas funciones, entre ellas activa el ritmo metabólico, lo que significa que el cuerpo puede quemar más eficientemente las calorías durante las 24 horas del día, pero además esas grasas favorecen la producción de hormonas anabólicas. De manera que es buena idea eliminar toda fuente de grasa saturada, como las de origen animal, embutidos, mantequillas y quesos, conservas y carnes grasientas, etc. Pero debemos hacer hueco en nuestra dieta para incorporar algunos alimentos que proporcionan los ácidos grasos esenciales, como los aceites vegetales de oliva, semillas de lino, los pescados grasos como el salmón, las sardina, la caballa, el arenque, y también algún aguacate y frutos secos como cacahuetes, nueces, almendras o avellanas.
Otro error común es no usar el entrenamiento con pesas como es debido cuando se está en fase de definición. Cuando se pone a definir parece que todo el mundo pasa a entrenarse con pesas como si de ejercicio aeróbico se tratase,  usando muy poco peso, haciendo muchas series y muchas repeticiones.
Otro tremendo error, que les cuesta perder masa muscular, además de ralentizar el ritmo de eliminación de la grasa.
El entrenamiento pesado induce el crecimiento de la masa muscular, lo cual va en contra de que el cuerpo use el músculo como fuente de energía y lo destruya en busca de aminoácidos para convertirlos en glucosa. El aumento del coeficiente de masa magra, músculo, eleva el ritmo metabólico provocando un consumo más elevado de calorías, o lo que es lo mismo quemando más grasa corporal y evitando que ésta se forme.
Además, aparte de que poseer un mayor índice de masa limpia, eleva el ritmo metabólico durante las 24 horas del día, incluso en fase de reposo, también hay que considerar que el entrenamiento con pesas eleva ese pico metabólico durante la sesión y éste dura varias horas después hasta recobrar la normalidad.
En resumen que el entrenamiento duro y pesado con pesas además de desarrollar la musculatura incide muy favorablemente por varias vías sobre la eliminación del tejido adiposo. 

Si en esta lista reconocéis alguno de vuestros errores, ya tenéis identificado el problema que os impide lucir esos músculos definidos. Simplemente tendréis que corregirlo... y entrenar duro.

martes, 12 de marzo de 2013

Personas sedentarias


Sedentarismo físico es la carencia en la vida cotidiana de actividad moderada a intensa, como la que se realiza en el deporte. Se presenta en sociedades industrializadas, donde todo está pensado para evitar grandes esfuerzos físicos.
Si realizas menos de treinta minutos diarios de ejercicio regular y menos de tres días por semana, eres una persona sedentaria.
Las consecuencias, pueden ser muchas, pero las más notables serían: propensión a la obesidad, debilitamiento óseo, cansancio inmediato ante cualquier actividad que requiera esfuerzo físico, dolores de espalda, propensión a desgarros musculares y problemas cardíacos derivados del aumento del volumen de grasas en el organismo.
El sedentarismo debe prevenirse desde edad temprana, en los niños, educándoles en la importancia de una correcta actividad física. Una alimentación sana también está en la línea de la prevención del sedentarismo.
Por lo general, las personas sedentarias no reconocen su problema hasta que están en la consulta del médico con algún problema que se hubiera podido prevenir con la práctica de un deporte regular. Es necesario que la persona sedentaria anote en la agenda al menos una hora diaria para realizar algún tipo de actividad física. Sin duda, la motivación y la constancia serán imprescindibles para cambiar tan desaconsejable hábito. Cambios en nuestras actitudes cotidianas resultarán muy aconsejables según los casos particulares: usar menos el coche, subir las escaleras en lugar de coger el ascensor, etc. Todas ellas maneras de combatir el sedentarismo.
Según la O.M.S. la actividad física regular:
Reduce el riesgo de muerte prematura.
Reduce el riesgo de muerte por enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular.
Reduce hasta un 50% el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II o cáncer de colon.
Contribuye a prevenir la hipertensión arterial.
Contribuye a prevenir la aparición de osteoporosis.
Disminuye el riesgo de padecer dolores lumbares y de espalda.
Contribuye al bienestar psicológico, reduce el estrés, la ansiedad, la depresión y los sentimientos de soledad.
Ayuda a controlar el peso disminuyendo el riesgo de obesidad.
Ayuda a desarrollar y mantener sanos los huesos, músculos y articulaciones.
Si te reconoces como una persona sedentaria, no lo pienses más: es hora de cambiar algunos hábitos.

sábado, 9 de marzo de 2013

Tipos de agarres


Muchos principiantes enel gimnasio llegan a un momento de confusión con los distintos tipos de agarre en muchos ejercicios. Tal vez podamos aclarar lo importante del asunto.
Al cambiar el agarre en un ejercicio, seguimos trabajando el mismo músculo, aunque incidimos en él desde un ángulo diferente. Y esto es lo esencial. Una vez realizamos cualquier ejercicio con la técnica correcta, utilizar uno u otro agarre no convertirá el ejercicio en incorrecto.
Echando un vistazo por los gimnasios, veremos agarres amplios, medios, cerrados e incluso, muy amplios o muy cerrados, también veremos agarres en pronación, en supinación, neutros y, por supuesto, en cada gimnasio le llamarán de una manera.
No os preocupeis. Si se respeta la técnica básica al realizar el ejercicio, todas las anteriores serían variantes correctas del mismo ejercicio. Y es aconsejable utilizarlas todas a lo largo del año, para trabajar los músculos desde todos los ángulos posibles.
Y en lugar de poner varios ejemplos, explicando qué zona específica trabaja cada tipo de agarre en algún ejercicio particular, os invitamos a que lo experimenteis por vosotros mismos. Si ya estais acostumbrados a hacer un ejercicio, con un determinado agarre, la semana que viene es perfecta para darle un cambio a nuestra rutina. Simplemente cambiad el agarre y ¡experimentad nuevas sensaciones! Parece un mal eslogan de un mal anuncio, pero os invitamos a probar convencidos que el consejillo no os defraudará.

lunes, 4 de marzo de 2013

Perder grasa abdominal


Perder grasa abdominal es y seguirá siendo el principal motivo por el que recurre a los servicios de un entrenador personal.
Navegando en internet encontraréis mucha información en diferentes sitios, seguramente mucha de esta información sea contradictoria, al tiempo que toda afirma ser la mejor manera de perder la grasa abdominal. En la mayoría de las ocasiones, las soluciones se centrarán en la dieta o en el ejercicio.
Centrarse únicamente en la dieta, o únicamente en el ejercicio cardiovascular, o simplemente haciendo una cantidad inhumana de abdominales, no es una buena estrategia para desprenderse de esa grasa que nos impide lucir abdominales.
La acumulación de esa grasa se debe a la acumulación de una serie de factores (o la ausencia de ellos), dieta + actividad cardiovascular + ejercicio específico. Hablando claro, hemos engordado porque no hemos hecho ejercicio, no hemos comido los alimentos adecuados y no hemos hecho ni un solo abdominal en demasiado tiempo. Es más lógico pensar que la solución pasa por tener en cuenta múltiples factores y no atender a uno sólo. La sinergia entre estos factores dará lugar a la pérdida de la grasa abdominal de forma permanente.
Hacer miles de abdominales todos los días, simplemente no sirve para perder grasa. No merecería más comentario que este si no fuese un mito tan extendido. Se basa en la idea de perder grasa en una determinada área, trabajando el músculo que hay debajo. Por desgracia, esto no existe, no se puede perder la grasa únicamente de una parte del cuerpo. ¿Alguna vez has visto a alguien con los abdominales marcados y el resto del cuerpo fláccido? Pues eso.
Las dietas extremas, como comer una vez al día, tomar sólo líquidos o incluso, no comer, son una soberana estupidez y ponen en riesgo nuestra salud. No hay que eliminar miles de calorías al día de nuestra dieta. Lo que debemos hacer es evitar las grasas trans y carbohidratos malos, hacer entre cuatro y seis pequeñas comidas y crear un déficit calórico total.
Otro error común es evitar el entreno con pesas y, más aún, el entreno de fuerza. Es un mito extendido que el entreno de fuerza te vuelve grande y voluminoso, pero sigue siendo falso. El entrenamiento de fuerza hará crecer nuestros músculos. Unos músculos más grandes consumirán más calorías. Si mantenemos una dieta baja en calorías, el aumento de tamaño muscular, no ayudará a perder grasa.
Si evitáis estos errores tan comunes, en poco tiempo veréis como vuestros esfuerzos por reducir esa grasa dan resultado. Recuerda: vigila la dieta, entrena duro y no descuides el cardio.

viernes, 1 de marzo de 2013

Días de recuperación


Un concepto clave para cualquier deportista debe ser el de recuperación.
Ya sea descanso total o descanso activo, nuestro entrenamiento debe tener en cuenta los plazos necesarios para que nuestro cuerpo se recupere. El descanso adecuado nos permitirá, por un lado, regenerar nuestro organismo, permitiendo que rinda más y, por otro lado, evitará tanto las lesiones como el sobreentrenamiento.
A la hora de planificar el tiempo de descanso, es cuando se plantea el dilema ¿descanso total o descanso activo para recuperar en menos tiempo?
El descanso total sería aconsejable para el día después de una carrera, un partido o alguna competición importante. El descanso activo, también llamado entrenamiento de regeneración, nos servirá para recuperarnos en un plazo de tiempo menor tras una sesión de entrenamiento. Hay que dejar claro que el objetivo de este entrenamiento es oxigenar y aportar nutrientes a los músculos, nunca para ganar fuerza o resistencia. En este sentido, el ritmo de un entrenamiento de recuperación debe ser lento y suave. A menor velocidad en el entrenamiento de regeneración, más rápidamente veremos los efectos positivos en nuestros entrenamientos más intensos.
Varias formas sencillas de hacer un día de descanso activo serían: dar un paseo en bici, sin prisas y sin cuestas; un baño en la piscina, con unos largos de por medio, independientemente del estilo, lo importante es mover los músculos de forma tranquila y en un medio poco traumático y muy relajante, como el agua; y un paseo relajante seguido de una breve sesión de estiramientos.

lunes, 25 de febrero de 2013

Una correcta hidratación


Todo deportista debe ser consciente de la importancia de mantenerse bien hidratado  antes, durante y después de realizar una actividad física.
Hidratarse correctamente es un consejo recurrente y muy efectivo para los más diversos objetivos. No es de extrañar si pensamos en las diversas funciones que el agua desempeña en nuestro organismo. El agua participa en todas las reacciones celulares, como medio de reacción, como reactivo o como producto. Además, participa en el transporte de nutrientes, gases y productos de desecho metabólico. Por si fuese poco, además actúa como refrigerante muscular, cuando éstos se calientan durante el ejercicio, evaporando sudor, eliminando vapor con el aire espirado o directamente a través de la piel.
Hidratarse antes del ejercicio tiene un objetivo claro: asegurar una correcta funcionalidad y rendimiento muscular en la primera fase del ejercicio. Se recomienda tomar entre 400 y 600 ml de agua 2 o 3 horas antes del ejercicio, para permitir al sistema renal regular el volumen total de líquido corporal y alcanzar los valores óptimos de osmolaridad.
Durante el ejercicio, nuestro objetivo al hidratarnos es mantener un balance electrolítico positivo, ya que un déficit repercutiría negativamente en el rendimiento deportivo. Es recomendable entre 150 y 350 ml de agua a intervalos de 15 o 20 minutos, desde el inicio del ejercicio, para prevenir la bajada de sodio. Si el ejercicio es intenso y de larga duración, es conveniente no tomar solamente agua, sino añadir una bebida con carbohidratos para mantener la oxidación de los azúcares, normalizar la hipoglucemia, retardar la aparición de la fatiga y acelerar la recuperación del glucógeno perdido. Por cierto, la bebida no debería estar muy fría, aunque apetezca, pues a bajas temperaturas la absorción se realiza más lentamente. Demasiado caliente, tiene el mismo problema, de manera que la mejor es una bebida que simplemente esté “fresca”.
Rehidratarse tras el ejercicio tiene como finalidad restablecer la función fisiológica muscular lo antes posible. Lo ideal es completar la rehidratación durante las dos horas siguientes a terminar el ejercicio. Se recomienda tomar al menos un 150% de la pérdida de peso para cubrir la pérdida de líquido por el sudor, más las pérdidas obligatorias de orina. En esta fase, los carbohidratos deben tomarse tan pronto como sea posible, ya que los músculos se encuentran muy receptivos a la captación de glucosa y esto favorecerá la resíntesis del glucógeno muscular. 
Si recapitulamos sobre estas breves recomendaciones, vemos cómo para una sesión de entrenamiento, una correcta hidratación nos ocupa alrededor de cinco horas en las que ingerimos alrededor de litro y medio de agua. Si tenemos en cuenta que uno de los consejos más famosos es beber sobre tres litros de agua al día, la mitad del trabajo está hecha. Poner un poco de cuidado la “otra mitad del día” nos conducirá a adoptar unos hábitos saludables con respecto a nuestra hidratación, al tiempo que potenciará los resultados de nuestros esfuerzos con la dieta y el entrenamiento.
Como curiosidad útil, existe un Instituto Europeo de la Hidratación

sábado, 23 de febrero de 2013

¿Cardio en ayunas?


Hoy todavía se discute si hacer o no cardio en ayunas. Cada uno debería experimentar con su cuerpo y comprobar los resultados en primera persona. Lejos de zanjar el tema, si nos gustaría señalar algunas ventajas y corregir algunos errores sobre hacer cardio en ayunas, por si os animáis a probar.
El ejercicio aeróbico en ayunas puede incrementar la cantidad de ácidos grasos libres que se usarán como combustible. Sin embargo, esto no se debe a que nuestros depósitos de glucógeno estén vacíos a primera hora de la mañana. Esto llegaría a producirse si la noche anterior nos acostamos con los niveles de glucógeno bajos. 
Casi la totalidad de la energía que consumimos durante el sueño proviene de ácidos grasos libres, por tanto los depósitos de glucógeno no se ven afectados durante la noche. Debido a este consumo nocturno, por la mañana no habría que movilizar a estos ácidos grasos, pues ya estarían “libres” y, por tanto, listos para servir como combustible en nuestra sesión de cardio.
Por la misma razón, mayor cantidad de ácidos grasos libres disponibles, se reduce el uso de glucógeno durante el trabajo aeróbico de baja intensidad.
Por último, el trabajo aeróbico en ayunas de baja intensidad (50-70% del máximo) eleva la sensibilidad de la insulina después del ejercicio, lo que aumenta la movilización de los ácidos grasos.
Es importante tener en cuenta que si el trabajo se realiza a mayor intensidad (>75% del máximo) se produce el efecto opuesto.
Por otra parte, no todo son aspectos positivos. En ayunas, el cardio es potencialmente catabólico, debido a que aumenta la producción de cortisol mientras hacemos ejercicio. Como los niveles de cortisol son de por sí elevados de mañana, esto conduciría a un mayor desgaste muscular.
Para una mayor eficacia del trabajo aeróbico por la mañana, el ayuno no debería ser completo. Para resultados óptimos, recomendaríamos la ingesta de 5gr de aminoácidos esenciales, 15-30 minutos antes del entrenamiento y tras la sesión, una mezcla de 5gr de BCAA, 5gr de glutamina y 5gr de aminoácidos esenciales

jueves, 21 de febrero de 2013

Los músculos


Cuando hablamos de músculos, normalmente nos referimos a los músculos esqueléticos, que son un tipo de músculos estriados unidos al esqueleto.  La estriación de estos músculos se debe a la organización de dos proteínas: la actina y la miosina, que forman las conocidas fibras musculares.
La contracción de los músculos esqueléticos suele ser voluntaria, por lo que la participación del Sistema Nervioso Central resulta indispensable. Cada fibra muscular está en contacto con una terminación nerviosa que regula su actividad. Las fibras nerviosas motoras transmiten a los músculos las órdenes emitidas (impulsos nerviosos) por el SNC. Los músculos se activan entonces de manera consciente y el bíceps, por ejemplo, mueve el brazo.
Podríamos comparar la estructura de los músculos a la de un manojo de cables, recubiertos por un tejido conjuntivo que se cierra en un tendón en cada extremo. Este tejido conjuntivo está formado por fibras colágenas y fibras elásticas, vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas. 
En un músculo, no todas las fibras son del mismo tipo, de modo que diferenciamos tres tipos de fibras musculares según su metabolismo:
Tipo I, de contracción lenta o fibras rojas. Son de pequeño diámetro, tienen muchos vasos sanguíneos y poco glucógeno. Resisten la fatiga y se adaptan a pruebas de resistencia o ejercicio aeróbico. Esta vasta red de capilares de la que hablábamos, facilita la provisión de oxígeno, glucosa y ácidos grasos a las fibras. También tienen mayor depósito de grasa, la cual pueden utilizar durante el ejercicio.
Tipo II, de contracción rápida. Son de un diámetro mayor, están menos vascularizadas, pero almacenan más glucógeno. Son poco resistentes a la fatiga pero a cambio, son muy potentes. Suelen emplearse en ejercicios breves e intensos, ya que tienen mayor facilidad para contraerse en condiciones anaeróbicas. Requieren niveles altos de ATP.
Tipo IIa. Son fibras intermedias. La relación entre fibras lentas y rápidas puede variar en función del entrenamiento. Entrenamientos prolongados y moderados harán evolucionar a estas fibras a otras tipo I, mientras entrenamientos breves e intensos provocarán la evolución a fibras tipo II.
Podemos encontrar distintas clasificaciones de los músculos, atendiendo a su movimiento distinguimos músculos flexores, extensores, abductores, rotadores o fijadores; según su acción, diferenciamos agonistas, antagonistas y sinergistas.
El funcionamiento del músculo se explicaría como sigue: En cada músculo, un grupo de fibras nerviosas penetra a través del tejido conjuntivo. Cada fibra nerviosa se divide en ramas terminales, llegando a cada una de las fibras musculares. Cuando un impulso llega a través de una fibra nerviosa, el músculo se contrae. Al contraerse, la fibra muscular se acorta y se ensancha. Tras la contracción, el músculo se recupera, consume oxígeno y elimina dióxido de carbono y calor. Para realizar un movimiento, los músculos suelen trabajar por pares: cuando uno se contrae, el opuesto se relaja.

lunes, 18 de febrero de 2013




Levantarse del sofá y salir a correr

Con este articulo nos gustaría animar a todas aquellas personas sedentarias, que se plantean salir a correr.
Para conseguir levantarse del sofá y salir a correr, vamos a plantearnos pequeños objetivos gradualmente, hasta alcanzar el objetivo final: progresividad. 
En primer lugar, nadie debería pretender levantarse un día del sofá y al siguiente estar corriendo durante una hora. Si esta es vuestra idea, simplemente desechadla. La manera de empezar es dar al cuerpo el tiempo que necesita para adaptarse a la nueva rutina. Y esa nueva rutina debe ser un cambio gradual con respecto a nuestra rutina anterior. Si nuestra rutina es el sofá, el grado siguiente es caminar.
Empezaremos con sesiones de 15 a 20 minutos. Aprovecharemos para reconocer el terreno: encontrar distintos recorridos, variados, 
por los que nos gustaría correr.
Cuando caminar durante 15 o 20 minutos resulte sencillo, probaremos a trotar durante unos minutos. Seguramente necesitaremos algún tiempo antes de poder trotar toda la sesión. Progresivamente, cuando el trote nos resulte sencillo, trataremos de correr en lugar de trotar, hasta ser capaces de correr durante toda la sesión.
Una vez conseguido este gran objetivo, debemos planificar seriamente nuestros entrenamientos y nuestros descansos, pues movidos por la euforia, podemos exigirnos demasiado y terminar arruinando lo conseguido.
Si podemos salir a correr 15 o 20 minutos, aumentaremos cada semana en una sesión la distancia o el tiempo habituales. Es decir, si corremos tres días a la semana durante 20 minutos, la segunda semana un día correremos 25, la tercera semana correremos 25 minutos dos días, la cuarta ya correremos 25 minutos. Y así, progresivamente, correremos tanto tiempo o tan rápido como nuestro cuerpo sea capaz.
Esto es todo para empezar, esperamos que os sirva de ayuda.


domingo, 17 de febrero de 2013

Calentar y enfriar

El calentamiento y el enfriamiento son dos de los factores más importantes en la prevención de lesiones.
El calentamiento es una fase preparatoria en el inicio de una sesión de entrenamiento. El calentamiento implica generalmente un período de baja intensidad, ejercicios que preparan el cuerpo para los aspectos más arduos de la actividad deportiva. El riesgo de sufrir una lesión aumenta si la persona empieza a hacer deporte sin haber dedicado unos minutos a entrar en calor.
En algunos casos, el calentamiento puede tomar la forma de una serie de ejercicios especialmente diseñados para ello, mientras que en otras sesiones que simplemente implican la realización de la misma actividad, con una intensidad baja, antes de aumentar la intensidad hasta el nivel deseado. El período de calentamiento es importante por las siguientes razones:
·         Se prepara el cuerpo para el esfuerzo que se realizará. Esto optimiza el estado físico, permitiendo al cuerpo para hacer frente a la actividad requerida con mayor facilidad. También permite al atleta a obtener el mayor beneficio de la sesión.
·         Si la sesión de calentamiento deportivo tiene movimientos específicos relacionados con la actividad deportiva los músculos empezarán a acostumbrarse a estos movimientos.
·         Reduce el riesgo de lesiones (los músculos fríos no se estiran con facilidad).
·         Aumenta el ritmo cardíaco y disminuye el riesgo de sufrir problemas de corazón.
Un típico calentamiento puede implicar algunos “ejercicios de relajación” seguidos por unos pocos minutos de actividad aeróbica de bajo impacto y luego una serie de ejercicios de estiramiento. Esto puede durar entre cinco y quince minutos dependiendo de la intensidad de la sesión que sigue.
El ejercicio aeróbico tiene el efecto de aumentar la frecuencia cardíaca, desviando la sangre a los músculos activos y el aumento de la temperatura global de los músculos. Este aumento de la temperatura facilita y agiliza muchos de los procesos asociados con el metabolismo. Aumenta la tasa de transmisión de impulsos nerviosos, la tasa de aporte de oxígeno a los músculos y la velocidad de las reacciones asociadas con la producción de ATP. Por lo tanto, en este contexto, una entrada en calor se puede decir que sirve para optimizar la condición del cuerpo.
Los ejercicios de estiramiento son la última fase de calentamiento y sirven para asegurarse de que los músculos, tendones y articulaciones están preparados para el ejercicio. 
La fase de enfriamiento es un corto período de ejercicio de baja intensidad que poco a poco devuelve el cuerpo a su “estado de reposo”. La fase de enfriamiento reduce el riesgo de dolor muscular que puede ocurrir el día después de una sesión de ejercicio.
Un enfriamiento incluye actividades de baja intensidad, ejercicios aeróbicos que se reducen gradualmente, seguidos de unos cuantos ejercicios de estiramiento suave.
La actividad aeróbica suave ayuda a deshacerse de los productos metabólicos de desecho que pueda haberse acumulado durante la sesión de ejercicio. Los beneficios de una recuperación activa se cree que están relacionados con que los músculos siguen recibiendo una oferta más amplia de la sangre oxigenada, lo que también ayudará a la eliminación de productos metabólicos de desecho.
Dado que al final de la sesión, los músculos aún están “calientes”, es en este momento cuando son más receptivos a los estiramientos, por lo que unos ejercicios al final del enfriamiento relajarán y soltarán nuestros músculos tras el trabajo realizado.

sábado, 16 de febrero de 2013

¿Necesitas un entrenador personal?

Seguro que os habéis cruzado alguna vez en el gimnasio con alguien acompañado de su entrenador personal. Expondremos las razones más habituales por las que algunos de nuestros clientes decidieron contratar nuestros servicios. Seguro que al menos podéis encontrar un par de razones por las que nos contrataríais.
Motivación. Los entrenadores personales aportan estructura, responsabilidad y te ayudan a desarrollar un estilo de vida saludable. De esta forma, el entrenador personal evita que pierdas la motivación y abandones tu rutina de entrenamiento tras un tiempo.
Programa personalizado. Si tienes algún problema de salud (enfermedades cardiovasculares, artrosis…), lesiones u objetivos específicos (correr un maratón, preparar unas oposiciones…) un entrenador trabajará contigo y tu especialista médico para planificar un programa seguro y eficaz, que considere tus necesidades y te permita alcanzar tus metas.
Eficacia. Un entrenador personal te ayuda a centrarte en los resultados y a dejar de malgastar el tiempo con entrenamientos ineficaces. Tu entrenador personal tiene un plan de trabajo y te ayudará a maximizar tus resultados en el menor tiempo posible.
Principiante. Si eres principiante, el entrenador personal es una pieza fundamental, ya que te presentará una rutina de trabajo simple y efectiva, que te permitirá avanzar hasta alcanzar la seguridad y conocimiento para decidir lo que es mejor por ti mismo.
Superar estados de estancamiento. Si estás en buena forma pero hace tiempo que no avanzas, si estás estancado con un programa y quieres liberarte y continuar avanzando, un entrenador personal es la solución ideal. El entrenador te dará un empujón no sólo en motivación sino en tu rutina de entrenamiento.
Aprender a entrenar por ti mismo. Si tu objetivo es aprender todos los aspectos necesarios para diseñar tus propios programas de entrenamiento y no depender de un entrenador personal, unos meses con un entrenador personal pueden ser suficientes. Un buen entrenador personal te enseñará las bases para crear y modificar programas de fitness para conseguir resultados óptimos.
Entrena de manera segura. El entrenador personal vigila tu forma, tu postura y te proporciona feedback acerca de tus límites y fortalezas para evitar que te lesiones.
Mejora tu técnica. Si practicas un deporte concreto, un entrenador personal te ayudará a mejorar tu técnica mostrándote nuevos ejercicios específicos para tu deporte. El entrenador incorporará estos ejercicios a tu plan de entrenamiento para que mejores no sólo en fuerza y resistencia, sino también en agilidad y concentración mental.
Entrenar en casa. Si no tienes interés en apuntarte a un gimnasio, pero tienes dificultad para saber cómo hacer ejercicio en casa, el entrenador personal te proporciona todo el entrenamiento necesario en tu casa.
Perder peso. Existe una buena razón por la que el motivo principal de contratar a un entrenador personal sea perder peso: ¡funciona! Si te propones perder grasa y ganar músculo, un entrenador te mantendrá en el camino para conseguir tu objetivo.